Llevaba en la cabeza
una Lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel
agrado,
que va diciendo a todo el que lo
advierte
«¡Yo sí que estoy contenta con mi
suerte!»
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre la ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola la feliz Lechera,
y decía entre sí de esta manera:
«Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar
quiero,
para sacar cien pollos, que al
estío
me rodeen cantando el pío, pío.
Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un
cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin
tino,
tanto, que puede ser que yo
consiga
ver cómo se le arrastra la
barriga.
Llevarélo al mercado,
sacaré de él sin duda buen
dinero;
compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la
campaña,
hasta el monte cercano a la
cabaña.»
Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera,
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre Lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche,
dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y
ternero[5] .
¡Oh, loca fantasía!
¡Qué palacios fabricas en el
viento!
Modera tu alegría
no sea que saltando de contento,
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre su cantando la esperanza.
No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna,
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa
alguna.
No anheles impaciente el bien futuro;
mira que ni el presente está seguro.
[4] Tema muy socorrido en la tradición literaria medieval. Recuérdese sin ir más lejos el «Cuento de doña Truhana», de El Conde Lucanor, de don Juan Manuel. <<
[5] Enumeración que recoge y sintetiza los pasos del soliloquio de la lechera. Este tipo de versos-resumen es característico de las Fábulas. <<
[5] Enumeración que recoge y sintetiza los pasos del soliloquio de la lechera. Este tipo de versos-resumen es característico de las Fábulas. <<
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