Un joven pródigo al que, por haberse comido el
patrimonio, sólo le quedaba el manto, al ver una
golondrina que había venido algo prematuramente,
pensó que ya era verano y que no iba a necesitar el
manto, así que lo cogió y también lo vendió. Más tarde
volvió el mal tiempo y el frío; y cuando, mientras
paseaba, vio a la golondrina muerta de frío, le dijo:
«Me has perdido a mí y también a ti».
La fábula muestra que todo lo que se hace
inoportunamente resulta arriesgado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario