Un niño cazaba saltamontes delante de un muro y
había cogido muchos. Cuando vio un escorpión,
pensando que era un saltamontes, ahuecó la mano e iba
a ponérsela encima. Y éste, levantando el aguijón, dijo:
«¡Ojalá hubieras hecho eso antes, para que también se
te hubieran escapado los saltamontes que cogiste!».
Esta fábula enseña que no se debe tratar por igual a
todos, los buenos y los malos.
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