Un toro, perseguido por un león, se refugió en una
cueva en la que había cabras monteses. Golpeado y
corneado por ellas, dijo: «No lo aguanto porque os
tenga miedo a vosotras, sino al león que está ante la
entrada».
Así, muchos, por miedo a los más poderosos,
soportan incluso las insolencias de los inferiores.
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