En cierta ocasión una pulga preguntó así al buey:
«¿Qué te ha pasado para que diariamente sirvas como
un esclavo a los hombres, siendo tan grande y
valeroso, si soy yo quien desgarra sus carnes y bebe
con avidez su sangre?». Y el buey: «No soy
desagradecido con la raza de los mortales, pues ellos
me aman y me quieren sobremanera y con frecuencia
me frotan en la frente y en el lomo». Y ella: «Pero para
mí, desdichada, ese frote grato para ti, es un destino
lamentable si es que por casualidad me alcanza».
Los que fanfarronean de palabra son derrotados
hasta por el humilde.
poco originaL,ME CAGO EN TUS MALDITOS MUERTOS
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