Subió a un monte un arquero experto en cazar.
Todos los animales huyeron y sólo un león le retó a
una lucha. El arquero le disparó un dardo y,
alcanzando al león, dijo: «Ve conociendo cómo es mi
mensajero, que enseguida ataco yo». El león, herido,
echó a correr. Al decirle una zorra que tuviese ánimo y
no huyera, el león dijo: «De ningún modo me
engañarás; pues cuando tiene un mensajero tan
amargo, si me ataca él en persona, ¿qué voy a hacer?».
Desde el principio se deben examinar previamente
los finales y así después salvar la vida.
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