En verano, una hormiga que iba por el campo
recogiendo granos de trigo y cebada los guardaba
como comida para el invierno. Al verla un escarabajo
se asombró de que fuera tan laboriosa, pues se afanaba
precisamente en la época en que los demás animales se
dan a la indolencia, apartados de los trabajos. Ella
entonces se calló; pero más tarde, cuando llegó el
invierno, disuelto el estiércol por la lluvia, el
escarabajo fue a ella hambriento a pedirle una parte de
su comida. La hormiga le dijo: «Escarabajo, si
hubieses trabajado cuando yo me esforzaba y me lo reprochabas,
ahora no estarías falto de comida».
Así, los que no prevén el futuro en tiempos de
abundancia son muy infortunados al cambiar la
situación.
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