Un burro, al oír cantar a unas cigarras, se complació
con su grato son y, envidiándoles su buena voz, les
preguntó qué comían para tener tal voz. Como éstas
dijeran: «Rocío», el burro, aguardando al rocío, murió
de hambre.
Así también, los que desean algo en contra de la
naturaleza, además de no conseguirlo, sufren también
las mayores desgracias.
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