Un cuervo mutilado de uno de sus ojos salió al
encuentro de unos que iban de viaje de negocios. Ellos
se volvieron y uno era partidario de retroceder, pues
eso señalaba el presagio; el otro, respondiendo, dijo:
«Y cómo nos puede predecir el porvenir éste que ni
previó su propia mutilación para evitarla?».
Así también, los hombres que se despreocupan de
sus propios asuntos también están desacreditados para
dar consejos al prójimo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario