Un calvo que se había puesto una peluca montaba a
caballo, El viento, al soplar, se la quitó; una gran risa
les dio a los que andaban por allí. Y aquél detuvo el
caballo y dijo: «¿Por qué es extraño que huyan de mí
unos pelos que no eran míos, que incluso abandonaron
al que los tenía, con quien nacieron?».
Que nadie se apene por la desgracia que le llegue,
porque lo que no obtuvo de la naturaleza al nacer, eso
tampoco permanece con él; pues vinimos desnudos,
desnudos también nos marcharemos.
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