Un topo —animal ciego— dijo a su madre que veía.
Y ella para probarle le dio un grano de incienso y le
preguntó qué era. El topo respondió que una
piedrecita, y la madre dijo: «Hijo, no sólo estás
privado de la vista, sino que también has perdido el
olfato».
Así, algunos fanfarrones, en tanto que proclaman
cosas imposibles, son rebatidos hasta en las más
insignificantes.
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