Un pajarero que había extendido unas redes para
grullas, esperaba de lejos con impaciencia la caza.
Como se posara una cigüeña junto con las grullas,
echó a correr y también la capturó con aquéllas. Al
pedir ésta que la soltara y decir que ella era no sólo
inofensiva para los hombres, sino también muy útil,
pues cogía las serpientes y los demás reptiles y se los
comía, el pajarero respondió: «Aunque no eres
especialmente mala, al menos mereces castigo por
haberte posado con malvados».
Por lo tanto, también nosotros debernos evitar el
trato con los malvados, para que tampoco parezca que
participamos de su maldad.
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