domingo, 7 de enero de 2018

El burro que fingía estar cojo y el lobo

Un burro que pastaba en un prado, cuando vio que
un lobo se precipitaba contra él, fingió estar cojo.
Acercándosele el lobo le preguntó por qué cojeaba; él
le dijo que al atravesar un seto había pisado una
espina, y le pidió que primero le quitase la espina y
luego lo devorase, para que no se le clavase al comer.
Cuando el lobo le hizo caso y le levantó la pata,
prestando toda su atención al casco, el burro de una
coz a la boca le saltó los dientes. Y el lobo, maltrecho,
dijo: «Es justo lo que me pasa, pues ¿por qué, si mi
padre me enseñó el oficio de carnicero, yo mismo he
cogido el de médico?».
Así también, los hombres que se dedican a cosas
que en nada les convienen es natural que resulten
desdichados.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario