Una tortuga y una liebre discutían sobre su rapidez.
Y, tras fijar fecha y lugar, se separaron. Así pues, la
liebre, despreocupándose de la carrera, confiada en su
rapidez natural, se echó junto al camino y se puso a
dormir. La tortuga, consciente de su propia lentitud, no
dejó de correr y así, sobrepasando a la liebre que
dormía, alcanzó el premio de la victoria.
La fábula muestra que muchas veces el trabajo
vence a una naturaleza despreocupada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario