Una tortuga pidió a un águila que le enseñara a
volar. Aunque ésta le advirtió que eso excedía a su
naturaleza, aquélla insistió en su petición. Así pues, la
cogió con sus garras y se la llevó a las alturas, luego la
soltó. La tortuga cayó sobre una roca y se destrozó.
La fábula muestra que muchos se dañan a sí
mismos por no hacer caso, en su afán de porfiar, a los
más prudentes.
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