Estaba un ratoncillo aprisionado
en las garras de un León; el
desdichado
en la tal ratonera no fue preso
por ladrón de tocino ni de queso,
sino porque con otros molestaba
al León, que en su retiro
descansaba.
Pide perdón, llorando su
insolencia;
al oír implorar la real
clemencia,
responde el Rey en majestuoso
tono,
no dijera más Tito [10]:
«Te perdono.»
Poco después cazando el León tropieza
en una red oculta en la maleza;
quiere salir, mas queda
prisionero,
atronando la selva ruge fiero.
El libre ratoncillo, que lo
siente,
corriendo llega, roe diligente
los nudos de la red de tal
manera,
que al fin rompió los grillos de
la fiera.
Conviene al poderoso
para los infelices ser piadoso;
tal vez se puede ver necesitado
del auxilio de aquel más desdichado.
[10] Tito Flavio Sabino Vespasiano (39-81), uno de los pocos emperadores romanos que consiguió gobernar sin derramar sangre, llegando incluso a suprimir la pena de muerte; lo hizo con tanto acierto, benevolencia y piedad que fue llamado delicia del género humano. Durante el año 79, primero de su reinado, ocurrió la erupción del Vesubio, que sepultó a Ponpeya y Herculano. <<
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