Poco antes de morir el corderillo
lame alegre la mano y el cuchillo
y es feliz hasta el último
momento.
Así, cuando es el mal inevitable,
es quien menos prevé más
envidiable.
Bien oportunamente mi memoria
me presenta al Lechón de cierta
historia.
Al mercado llevaba un carretero
un Marrano, una Cabra y un
Carnero.
Con perdón, el Cochino
clamaba sin cesar en el camino:
«¡Ésta sí que es miseria!
Perdido soy, me llevan a la
feria.»
Así gritaba; mas ¡con qué
gruñidos!
No dio en su esclavitud tales
gemidos
Hécuba[18] la
infelice.
El carretero al gruñidor le dice:
«¿No miras al Carnero y a la
Cabra,
que vienen sin hablar una
palabra?»
«¡Ay, señor, le responde, ya lo
veo!
Son tontos y no piensan.
Yo preveo Nuestra muerte cercana.
A los dos por la leche y por la
lana
quizá no matarán tan prontamente;
Pero a mí, que soy bueno
solamente
para pasto del hombre… no lo
dudo:
Mañana comerán de mi menudo.
Adiós, pocilga; adiós, gamella[19]
mía.»
Sutilmente su muerte preveía.
Mas ¿qué lograba el pensador
Marrano?
Nada, sino sentirla de antemano.
El dolor ni los ayes es seguro
que no remediarán el mal futuro.
[18] Hécuba fue la mujer de
Príamo, rey de Troya, y madre de diecinueve hijos, entre los que merece
recordarse a Héctor y Paris. Casi todos murieron: ante sus ojos mataron a
Príamo, a su hija Polixena y a su nieto Astianacte, hijo de Héctor. <<
[19]
Recipiente para dar de comer y beber a los animales. Dornajo. <<
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