Un Lobo se quejó criminalmente
de que una Zorra astuta lo
robase.
El Mono juez, como ella lo
negase,
dejólos alegar prolijamente
enterado, pronuncia la sentencia:
«No consta que te falte nada,
Lobo;
y tú, Raposa, tú tienes el robo.»
Dijo, y los despidió de su
presencia.
Esta contradicción es cosa buena;
la dijo el docto Mono con
malicia.
Al perverso su fama le condena
aun cuando alguna vez pida justicia.
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