Picaba impertinente
en la espaciosa calva de un
Anciano
una Mosca insolente.
Quiso matarla, levantó la mano,
tiró un cachete, pero fuese
salva,
hiriendo el golpe la redonda
calva.
Con risa desmedida
la Mosca prorrumpió: «Calvo
maldito,
si quitarme la vida
intentaste por un leve delito,
¿A qué pena condenas a tu brazo,
bárbaro ejecutor de tal porrazo?»
«Al que obra con malicia,
le respondió el varón
prudentemente,
rigorosa[17] justicia
debe dar el castigo conveniente,
y es bien ejercitarse la
clemencia
en el que peca por inadvertencia.
Sabe, Mosca villana,
que coteja el agravio recibido
la condición humana,
según la mano de donde ha
venido»;
Que el grado de la ofensa tanto asciende
cuanto sea más vil aquel que ofende.
[17] Rigurosa. <<
[17] Rigurosa. <<
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