(Las portadas ostentosas de los libros engañan mucho.)
Pasando
por un pueblo
de
la montaña,
dos
caballeros mozos
buscan
posada.
De
dos vecinos
reciben
mil ofertas
los
dos amigos.
Porque
a ninguno quieren
hacer
desaire,
en
casa de uno y otro
van
a hospedarse.
De
ambas mansiones
cada
Huésped la suya
a
gusto escoge.
La
que el uno prefiere
tiene
un gran patio
y
bello frontispicio,
como
un palacio:
sobre
la puerta
su
escudo de armas tiene,
hecho
de piedra.
La
del otro la vista
no
era tan grande;
mas
dentro no faltaba
donde
alojarse;
como
que había
piezas
de muy buen temple,
claras
y limpias.
Pero
el otro palacio
del
frontispicio
era,
además de estrecho,
obscuro
y frío:
mucha
portada,
y
por dentro desvanes
a
teja vana.
El
que allí pasó un día
mal
hospedado,
contaba
al compañero
el
fuerte chasco;
pero
él le dijo:
«Otros
chascos como ése
dan
muchos libros.»
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