viernes, 5 de enero de 2018

El Retrato de Golilla

(Si es vicioso el uso de voces extranjeras modernamente introducidas, también lo es, por el contrario, el de las anticuadas.)

            De frase extranjera el mal pegadizo
            hoy a nuestro idioma gravemente aqueja;
            pero habrá quien piense que no habla castizo
            si por lo anticuado lo usado no deja.
            Voy a entretenelle con una conseja;
            y porque le traiga más contentamiento,
            en su mesmo estilo referille intento,
            mezclando dos hablas, la nueva y la vieja.
            No sin hartos celos un pintor de hogaño
            vía cómo agora gran loa y valía
            alcanzan algunos retratos de antaño;
            y el no remedallos a mengua tenía:
            por ende, queriendo retratar un día
            a cierto rico-home, señor de gran cuenta,
            juzgó que lo antiguo de la vestimenta
            estima de rancio al cuadro daría.
            Segundo Velázquez creyó ser con esto;
            y ansí que del rostro toda la semblanza
            hubo trasladado, golilla le ha puesto,
            y otros atavíos a la antigua usanza.
            La tabla a su dueño lleva sin tardanza,
            el cual espantado fincó desque vido
            con añejas galas su cuerpo vestido,
            maguer que le plugo la faz abastanza.
            Empero una traza le vino a las mientes
            con que al retratante dar su galardón.
            Guardaba, heredadas de sus ascendientes,
            antiguas monedas en un viejo arcón.
            Del Quinto Fernando muchas de ellas son,
            allende de algunas de Carlos Primero,
            de entrambos Filipos Segundo y Tercero;
            y henchido de todas le endonó un bolsón.
            «Con estas monedas, o siquier medallas
            (el pintor le dice), si voy al mercado
            cuando me cumpliere mercar vituallas,
            tornaré a mi casa con un buen recado.»
            —«¡Pardiez! (dijo el otro), ¿no me habéis pintado
            en traje que un tiempo fue muy señoril,
            y agora le viste sólo un alguacil?
            cual me retratasteis, tal os he pagado.
            «Llevaos la tabla, y el mi corbatín
            pintadme al proviso en vez de golilla;
            cambiadme esa espada en el mi espadín,
            y en la mi casaca trocad la ropilla;
            ca non habrá nadie en toda la villa
            que, al verme en tal guisa, conozca mi gesto:
            vuestra paga entonces contaros he presto
            en buena moneda corriente en Castilla.»
            Ora pues, si a risa provoca la idea
            que tuvo aquel sandio moderno pintor,
            ¿no hemos de reírnos siempre que chochea
            con ancianas frases un novel autor?
            lo que es afectado juzga que es primor;
            habla puro a costa de la claridad,
            y no halla voz baja para nuestra edad,
            si fue noble en tiempo del Cid Campeador.


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