sábado, 6 de enero de 2018

La oveja merina y las ovejas criollas

     Llovía: acurrucadas las ovejas tiritaban de frío. Una oveja merina, de lana fina, larga y tupida, a pesar del magnífico y espeso manto que la cubría, parecía sufrir más que las que la rodeaban, mal tapadas éstas, sin embargo, y sólo en parte, por unos mechones ralos que dejaban pasar el agua hasta el cutis.
     La merina se quejaba y las otras se admiraban de que se quejase, vestida como estaba, por una mojadura, cuando ellas, casi desnudas, soportaban lluvias y fríos sin decir nada.

     Una oveja vieja, que habiendo vivido mucho, sabía muchas cosas, les dijo: «No extrañen se encuentre tan desgraciada: es hija de ricos; y la pobreza, madrastra como es, mejor que la prosperidad, entiende de educación».

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