jueves, 4 de enero de 2018

La Muerte

Pensaba en elegir la reina Muerte
un ministro de Estado:
Le quería de suerte
que hiciese floreciente su reinado.
«El Tabardillo, Gota, Pulmonía
y todas las demás enfermedades,
yo conozco, decía,
que tienen excelentes calidades.
Mas ¿qué importa? La Peste, por ejemplo,
un ministro sería sin segundo;
pero ya por inútil la contemplo,
habiendo tanto médico en el mundo.
Uno de éstos elijo…[22] Mas no quiero,
que están muy bien premiados sus servicios
sin otra recompensa que el dinero.»
Pretendieron la plaza algunos vicios,
alegando en su abono mil razones.
Consideró la Reina su importancia,
y después de maduras reflexiones,

el empleo ocupó la Intemperancia.

 [22] La sátira contra los médicos ha sido constante en la historia de la literatura. Como se ve, tampoco se olvidó de ellos Samaniego. <<

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