Un pescador echó la red en el mar y sacó un picarel.
Como era pequeño, le suplicó que no lo cogiera en ese
momento, sino que lo dejara. «Cuando crezca —dijo—
y sea grande, me podrás coger, y entonces te seré de
más utilidad.» Y el pescador dijo: «Tonto sería yo si,
soltando la ganancia que está en mis manos, aunque
sea pequeña, esperara una supuesta, aunque sea más
grande».
La fábula muestra que sería insensato quien suelta
lo que tiene en sus manos, aunque pequeño, por
esperanza de algo mayor.
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