Un perro de caza, al ver un león, se puso a
perseguirlo. Cuando el león se volvió y rugió, lleno de
miedo, huyó en sentido contrario. Una zorra que lo vio
dijo: «¡Qué mala cabeza! ¿Perseguías un león y ni
siquiera has soportado su rugido?».
La fábula se podría decir con respecto a hombres
arrogantes que, intentando hacer falsas acusaciones
contra otros mucho más poderosos, cuando éstos les
hacen frente, rápidamente se echan atrás.
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