Un mosquito se acercó a un león y le dijo: «Ni te
temo ni eres más fuerte que yo; si no ¿qué fuerza
tienes: que arañas con tus garras y muerdes con tus
dientes? Eso también lo hace una mujer cuando se
pelea con su marido. Yo soy mucho más fuerte que tú.
Si quieres, entremos en lucha.» Y el mosquito hizo
zumbar su trompetilla y le clavó el aguijón, picándole
en la parte sin pelo de sus fauces, cerca de las narices.
Y el león se puso a rascarse con sus propias garras
hasta que desfalleció. El mosquito, luego de vencer al
león, volvió a hacer zumbar su trompetilla y entonando
un epinicio " echó a volar; se enredó con la tela de una
araña y, mientras era devorado, se lamentaba de cómo,
tras pelear con los animales más grandes, perecía por
obra de un animal insignificante, la araña.
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