Un perro y un gallo que habían trabado amistad
caminaban juntos. Al echarse la noche encima, el gallo
dormía subido a un árbol, el perro al pie del mismo en
un hueco que tenía. Cuando el gallo, según su
costumbre, cantó al amanecer, una zorra que lo oyó
corrió hacia él y parándose le pidió que bajase con ella,
pues deseaba abrazar a un animal que tenía tan buena
voz. El gallo le dijo que antes despertara al guardián de
la puerta, que dormía junto al tronco del árbol y que,
cuando éste le hubiera abierto, bajaría. Cuando la zorra
trató de hablar con él, el perro súbitamente dio un salto
y la despedazó.
La fábula muestra que los hombres precavidos ante
la proximidad de los enemigos los envían con engaño a
otros más fuertes.
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