(Lo que en medicina
parece ciencia y acierto, suele ser efecto de pura casualidad.)
Batalla
el enfermo
con
la enfermedad,
él
por no morirse,
y
ella por matar.
Su
vigor apuran
a
cual puede más,
sin
haber certeza
de
quién vencerá.
Un
corto de vista,
en
extremo tal,
que
apenas los bultos
puede
divisar,
con
un palo quiere
ponerlos
en paz:
garrotazo
viene,
garrotazo
va;
si
tal vez sacude
a
la enfermedad,
se
acredita el ciego
de
lince sagaz;
mas
si, por desgracia,
al
enfermo da,
el
ciego no es menos
que
un topo brutal.
¿Quién
sabe cuál fuera
más
temeridad,
dejarlos
matarse
o
ir a meter paz?
Antes
que te dejes
sangrar
o purgar,
ésta
es fabulilla
muy
medicinal.
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