Dos gallos se peleaban por unas gallinas y uno puso
en fuga al otro. El vencido se marchó a un lugar
sombreado y se ocultó. El vencedor, envanecido, se
encaramó a lo alto de un muro y cantó a plena voz. Un
águila descendió volando directa a él y lo apresó. El
que estaba oculto en la oscuridad pisó sin miedo desde
entonces a las gallinas.
La fábula muestra que la divinidad se opone a los
soberbios y concede gracia a los humildes.
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