Que en una marcial función,
o cuando el caso lo pida,
arriesgue un hombre su vida,
digo que es mucha razón.
Pero el que por diversión
exponer su vida quiera
a juguete de una fiera
o peligros no menores,
sepa de dos Cazadores
una historia verdadera.
Pedro Ponce el valeroso
y Juan Carranza el prudente
vieron venir frente a frente
al lobo más horroroso.
El prudente, temeroso,
a una encina se abalanza,
y cual otro Sancho Panza [13],
en las ramas se salvó.
Pedro Ponce allí murió.
Imitemos a Carranza.
[13] Alude al episodio narrado en
el capítulo 34 de la 2ª parte del Quijote, en que Sanvho intentó
salvarse de un «colmilludo jabalí» encaramándose a una encina, aunqeu no lo
pasó tan bien como Carranza: «Sancho, en viendo al valiente animal, desamparó
al rucio y dio a correr cuanto pudo, y procurando subirse sobre una alta
encina, no fue posible, antes, estando ya a la mitad dél, asido de una rama,
pugnando subir a la cima, fue tan corto de ventura y tan desgraciado, que se
desgajó la rama, y al venir al suelo se quedó en el aire, asido de un gancho de
la incina, sin poder llegar al suelo». <<
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