Resolló un tanto el pavo, y secándose el sudor:
-¿No ve -dijo-, que fue esa pava a contar por todas partes un secreto que yo le había confiado?
-¿Y por esto le pegas? -dijo el gallo-. Pues, amigo, otra vez no la maltrates, que será más decente: ni le confíes tus secretos, que será más prudente.
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario