Un lobo que se había atragantado con un hueso iba
de un lado a otro buscando a quien lo curara. Al
encontrarse con una garza, le pidió que le sacase el
hueso a cambio de una retribución. Y aquélla metió su
propia cabeza en la garganta del lobo, sacó el hueso y
le reclamó la paga acordada. Él, respondiendo, dijo:
«¡Eh tú!, ¿no te contentas con haber sacado sana tu
cabeza de la boca del lobo, sino que también pides
paga?».
La fábula muestra que la mayor recompensa por
una buena acción a los malvados es que ellos no te
hagan daño.
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