jueves, 4 de enero de 2018

El Chivo afeitado

«Vaya una quisicosa.
Si aciertas, Juana hermosa,
cuál es el animal más presumido,
que rabia por hacerse distinguido
entre sus semejantes,
te he de regalar un par de guantes.
No es el pavón [11], ni el gallo,
ni el león, ni el caballo;
y así, no me fatigues con demandas.»
«¿Será tal vez… el mono?» «Cerca le andas.»
«¿El mico?» «Que te quemas;
Pero no acertarás: no, no lo temas.
Déjalo, no te canses el caletre.
Yo te diré cuál es: el Petimetre [12]
Este vano orgulloso
pierde tiempo, doblones y reposo
en hacer distinguida su figura.
No para en los adornos su locura;
hace estudio de gestos y de acciones
a costa de violentas contorsiones.
De perfumes va siempre prevenido;
no quiere oler a hombre ni en descuido.
Que mire, marche o hable,
en todo busca hacerse remarcable [13].
¿Y qué consigue? Lo que todo necio:
Cuanto más se distingue, más desprecio.
En la historia siguiente yo me fundo.
Un Chivo, como muchos en el mundo,
vano extremadamente,
se miraba al espejo de una fuente.
«¡Qué lástima, decía,
que esté mi juventud y lozanía
por siempre disfrazada
debajo de esta barba tan poblada!
¿Y cuándo? Cuando en todas las naciones
no tienen ni aun bigotes los varones;
pues ya cuentan que son los moscovitas,
si barbones ayer, hoy señoritas [14].
¡Qué cabrunos estilos tan groseros!
A bien que estoy en tierra de barberos.»
La historia fue en Tetuán, y todo el día
la barberil guitarra se sentía,
el Chivo fue, guiado de su tono,
a la tienda de un mono,
Barberillo afamado,
que afeitó al señorito de contado.
Sale barbilampiño a la campaña.
Al ver una figura tan extraña,
no hubo perro ni gato
que no le hiciese burla al mentecato.
Los chivos le desprecian de manera,
que no hay más que decir. ¡Quién lo creyera!
Un respetable macho

dicen que rió como un muchacho.

 [11] Pavo real. <<
[12] Galicismo que se introdujo en el siglo XVIII, pese a las censuras y sátiras de ciertos estritores. Así, el P. Isla se burló de la moda galicista en aquel célebre poema de Fray Gerundio, en donde también hacía alusión a petrimetre:
«Llamar a un pisaverde pisaverde,
no hay mujer que de tal nombre se acuerde;
petimetre es mejor y más usado,
o por lo menos más afrancesado…»
 <<[13] Notable. Tanto ese galicismo como el anterior (petimetre) están subrayados por el propio Samaniego para que no quede dudas de su valor irónico. <<
[14] Pedro I el Grande (1672-1725) fue zar de Rusia desde 1682. Decidido a reformar y «occidentalizar» el país, impuso la indumentaria europea, el afeitado de la barba (a lo que alude Samaniego) y la reforma del calendario. Concentró todo el poder en la persona del zar, que acabó siendo jefe supremo del ejército y la Iglesia. <<

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