(De las obras de un
mal poeta, la más reducida es la menos perjudicial.)
Cierto
Poeta
(que
por oficio
era
de aquellos
cuyos
caprichos
antes
que puedan
ponerse
en limpio
ya
en los Teatros
son
aplaudidos)
trágicos
dramas,
comedias
hizo,
varios
Sainetes
de
igual estilo.
Aunque
pagado
de
sus Escritos,
pidió,
no obstante,
a
un docto amigo
que
le dijera
sin
artificio
cuál
de su aprecio
era
más digno.
Él
le responde:
«Yo
más me inclino
a
los sainetes.»
—«¿Por
qué motivo?»
—«Tenga
paciencia;
voy
a decirlo…
Óigame
un cuento
nada
prolijo.
«Una
Verruga,
un
Lobanillo
y
una Corcova,
¡miren
qué trío!
Diz
que tenían
cierto
litigio
sobre
cuál de ellos
era
más lindo.
Doña
Joroba,
por
lo crecido,
la
primacía
llevarse
quiso.
Quiso,
porque era
don
Lobanillo
proporcionado,
ser
más pulido.
Mas
la Verruga
pidió
lo mismo,
porque
su gracia
funda
en lo chico.
«Esta
contienda
oyó
un perito;
dióle
gran risa,
y
al punto dijo:
¡Vaya,
Verruga,
que
hablas con juicio!
Sois
todos tres, a la verdad, tan buenos,
que
bien puedes decir: Del mal el menos.»
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