De repente cruzó un perro disparando por entre las aves y la fuga fue general; los pavos y las gallinas, corriendo y volando lo mejor que podían, se desparramaron, y cuando se acordaron de mirar lo que había sido del pato con asombro vieron que, de un vuelo poderoso, había ido a dar a una laguna bastante retirada y que la estaba atravesando a nado con gran rapidez, habiendo hecho por lo menos dos veces más camino que el más liviano de ellos.
Con el susto, no hay gente lerda, y el que no corre vuela.
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