El lagarto
Un
lagarto que andaba por entre los yuyos del campo buscando algún nido para
comerse los huevos, de repente oyó el ruido de una tropa de jinetes y quiso
huir. Pero se encontró, antes de poderlo hacer, rodeado por los gauchos que,
habiéndolo visto, lo querían matar; y su mala suerte quiso que al disparar, uno
de los caballos le pisara la cola.
Así
detenido, aun por un rato corto, si hubiera vacilado, estaba perdido. No
vaciló, sacrificó la cola cortándosela y se mandó mudar rabón y feo, pero
salvo.
De
cualquier modo, mejor es siempre sacrificar algo que perderlo todo.
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