sábado, 6 de enero de 2018

El caballo y la mula

     Una mula, liviana, nerviosa, ágil y de pie firme, había atravesado sin mayor dificultad un pantano muy pegajoso.
     Un caballo percherón, muy pesado, que andaba con ella, también hubiera querido pasar, pero tenía miedo de quedarse empantanado, y estaba en la orilla consultando con la mula.
     La mula, criolla vieja, no quería comprometer opinión y se contentaba con decirle:
     -Si no puedes, no te metas.
     -Pero, ¿podré, amiga? -preguntaba el caballo.
     -¿Quién sabe? -contestaba la mula.
     Hasta que el caballo pensó que, fuerte como era, de cualquier modo pasaría; y se metió.
     Pero después de algunos pasos vio que por su peso entraba en el barro hasta el encuentro, y en vez de moverse ligero y de chapalear para salir, vaciló, se dejó estar, y se atascó del todo.
     Y la mula le decía:
     -Ya que te metiste, no te hubieras parado.
     O no meterse, o tirar fuerte. 



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