Los hijos de un labrador reñían a diario. Éste, como,
aun aconsejándolos mucho, no podía con sus palabras
persuadirles de que cambiasen, comprendió que debía
hacerlo con hechos y les invitó a que trajesen un haz
de varas. Al hacer éstos lo que se les había
encomendado, les entregó primero las varas juntas y
les pidió que las partiesen. A pesar de que pusieron
todo su empeño, no lo pudieron lograr; a continuación
desató él el haz y les dio las varas una a una. Al
romperlas ahora con facilidad, les dijo: «Asimismo
vosotros, hijos, si estáis de acuerdo, seréis indomables
para los enemigos; pero, si discutís, seréis fáciles de
someter».
La fábula muestra que la concordia es tanto más
fuerte cuanto más fácil de vencer es la discordia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario