sábado, 6 de enero de 2018

El labrador y el árbol

En las tierras de un labrador había un árbol que no
producía fruto, sino que servía sólo de refugio a los
gorriones y a las alborotadoras cigarras. El labrador
decidió cortarlo por estéril. Así pues, cogió el hacha y
le asestó un golpe. Las cigarras y los gorriones le
suplicaron que no talase su refugio, sino que lo dejase
intacto, y que ellos le alegrarían con sus cantos. Éste,
sin preocuparse de ellos en absoluto, asestó otro golpe
y un tercero. Cuando hizo un hueco en el árbol,
encontró el panal de miel de unas abejas. Y luego de
probarla, dejó el hacha y honró al árbol como si fuera
sagrado y desde entonces lo cuidó.
Los hombres no aman y honran por naturaleza lo
justo en la misma medida en que persiguen su
beneficio.

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