Un jabalí y un caballo pacían en el mismo lugar.
Como el jabalí destrozaba la hierba y enturbiaba el
agua, el caballo, queriendo librarse de él, se alió con
un cazador. Y, al decirle éste que no podía ayudarle a
no ser que soportara un freno y le dejara montar, el
caballo aceptó todo. Y el cazador, montado en él, mató
al jabalí y, llevándose al caballo, lo ató al pesebre.
Así, muchos, por una ira irreflexiva, mientras
quieren librarse de los enemigos se entregan a otros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario