Unos leñadores que estaban cortando un pino
utilizaban para ello las cuñas de su propia madera, ante
lo cual el pino dijo: «No reprocho tanto al hacha que
me cortó como a las cuñas de mí nacidas».
No es tan terrible cuando se padece algún dolor por
culpa de hombres extraños como por los de casa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario